Nina Elle
Aunque llegó al porno en el año 2010, el perfil de esta neumática teutona es el clásico de una época inmediatamente anterior en que el rubio platino y las tetas operadas a toda costa (cuanto más artificiales, de hecho, mejor eran valoradas) reinaban en la industria del porno y en gran parte del resto de la farándula californiana. Eran los años de Pamela Anderson y compañía.
En cuando al porno, Nina admite que le gustan demasiado las pollas y el dinero como para no trabajar en esto. Seis meses antes de llamar a las puertas de la industria estuvo ejerciendo de webcamer, y aquel empleo fue el que finalmente le convenció de que su sitio estaba en el sexo filmado. Empezó desde lo más suave, haciendo escenas lésbicas, que además fueron las primeras veces en su vida en que se acostaba con otras mujeres. La libertad que le da este oficio le ha permitido seguir haciendo webcaming cuando le apetece o busca un sobresueldo, y también mantener la estabilidad en un matrimonio que ya dura más de una década y media.
Durante todo este tiempo Nina se ha afianzado en California como una de las habituales en el catálogo de escenas de Brazzers, y ha habido épocas en que su apariencia de MILF tatuada la mantenía con un volumen de trabajo muy abundante. En la actualidad lleva exactamente la vida que deseaba: hace su crossfit diario, folla con actores porno cada semana y dice que con su marido se pasan los fines de semana haciendo deportes de aventura, echando polvos en los lugares más inapropiados y recorriendo los mejores restaurantes de la Costa Oeste.