Megan Salinas

Tiene fama de ser una one hit wonder de esas que chapotean un poco en el porno y desaparecen de la industria, casi como criaturas mitológicas que se desvanecen al doblar la esquina, pero en realidad la filmografía de Megan Salinas asciende hasta prácticamente el medio centenar de películas, algo que no está nada mal, pero que tiene algo de trampa: un porcentaje muy alto de sus escenas porno son lésbicas, o masturbatorias o directamente no aparece realizando el acto sexual. Así que está en cierto modo justificada esa sensación que tiene uno al recordar a Megan: la de que tenía un potencial infinitamente mayor de lo que acabó aprovechando.

Guapísima a rabiar, de sangre nativa americana y mexicana, esta hermosura de cabello oscuro logró llamar la atención desde su mismo debut con una intensidad pocas veces vista gracias a un físico privilegiado, un aspecto juvenil y un cuerpazo natural espléndido, todo ello sazonado con cierta timidez ante la cámara y un halo de inocencia que sumaba morbo a una ecuación que ya de por sí era potentísima. El hecho de haber debutado con solo 18 años recién cumplidos, claro, también ayudó lo suyo. Su entrada en la industria se produjo mientras trabajaba como acomodadora en un teatro, pero nunca ha querido explicar qué la llevo a meterse en tan intenso berenjenal. Quizá fue la curiosidad, las ganas de experimentar o la búsqueda de dinero rápido. El caso es que, aunque trabajó poco, deberíamos tener siempre presente el privilegio de haber podido acceder durante unos meses a la vida sexual de un auténtico ángel.