Mario Salieri
Considerado como maestro e impulsor del cine porno europeo, Mario Salieri descubrió su afición por el cine X contemplando la escena del avión de la mítica película «Emmanuelle», dirigida por Just Jaeckin y protagonizada por la hermosa Sylvia Kristel.
Con solo 24 años abrió un sex shop en el que comercializaba de manera cuasi clandestina sus propias cintas de porno amateur rodadas durante sus viajes a Ámsterdam, cuando la legislación italiana respecto a la distribución de películas con este tipo de contenido era bastante difusa por entonces.
Después de esta primera aventura comercial, Mario Altieri (apellido real) se lanzó a la producción y distribución de películas pornográficas, algo sin apenas precedentes en Italia, fundando su propia compañía (999 Black and Blue) y adoptando el seudónimo artístico del furibundo rival de Mozart, Salieri.
En ese contexto inicial, se marcó un doble desafío: por un lado, conquistar al público de Italia y, por otro, abarcar la mayor cuota de mercado extranjero posible. Pese a que sus primeros trabajos, tanto por la inexperiencia como por el bajo presupuesto disponible por entonces, no se diferenciaron notablemente del resto de producciones de la época, sí que logró introducir una serie de temas cercanos a sus compatriotas, con la idea de añadir atractivo a sus cintas, lo que le sirvió para conseguir cierto éxito en sus primeros años.
Antes de su reinado en los noventa, Salieri tuvo el privilegio de contar con un recién debutante y apuesto, Rocco Sifredi, que aún le faltaba por llevarse al catre a media Europa; y con Magdalena Lynn, que estaba a punto de retirarse.
A partir de los años 90 escribió y dirigió muchas películas con célebres actrices como Monica Rocafforte, Selen, Bambola o Zara Whites, así como con actores como Roberto Malone, Francesco Malcom o Steve Holmes.
Aunque sus películas suelen recrear una atmósfera morbosa sin grandes alardes, el guión es muy importante en el cine porno de Salieri, que busca una trama con un realismo atrayente que se acerca más al cine convencional en cuanto a rasgos artísticos, poniendo especial énfasis en la elegancia visual.