Jade Nile

Lo primero que dice cuando le preguntan quién es Jade Nile es que ella creció como una chica inocente. El tópico es evidente pero el mensaje oculto todavía lo es más: aquella niñita algo despistada de Arizona ya no existe, y en su lugar hay una ninfa en tacones e aguja dispuesta a experimentar todo lo que el porno sea capaz de ofrecerle a su absorbente sexualidad.

Dice Jade que suele aplicar la espiritualidad al oficio que realiza, pero no duda en admitir que acabó entrando en la industria para pagar una reparación de su coche. Su salto, eso sí, no pudo ser más impulsivo: un viernes empezó a masturbarse por webcam, ese domingo la contactó un cazatalentos y el lunes ya volaba a Los Angeles para rodar porno. Reconoce también que sus gustos le han ayudado desde que empezó a ganar fama tras su primera escena en Mofos: masturbadora compulsiva (especialmente en el coche, dice, la muy bandida), amante de los penes de cualquier tamaño y con un fetiche poco compartido por sus compañeras: le encanta beber (y tragar) semen.

Jade tiene la inteligencia, el descaro, la frescura y la belleza para convertirse en una estrella del máximo nivel. Y en el año y medio que lleva de trayectoria en el momento de escribir estas líneas, empieza a hacer méritos para empezar a serlo.