Gina Lynn

Gina es la típica puertorriqueña que abrazó la imagen del sueño americano: se tiñó de rubio platino, se operó las tetas, se afiló la nariz y se convirtió automáticamente en una de las actrices porno más relevantes de su generación. Lo de Puerto Rico no es solo algo que oyese en casa y aprovechase para darse aires de exotismo: Gina nació en Mayagüez y sus padres se divorciaron, por lo que su madre se mudó con ella a Nueva Jersey cuando Gina solo tenía siete añitos.

Cuando su madre volvió a casarse,ella ingresó en un colegio católico privado y poco antes de graduarse empezó a trabajar a media jornada en un centro comercial. Allí conoció a una stripper que ganaba mucho dinero trabajando solo los fines de semana, y gracias a ella empezó a ejercer de bailarina erótica ella también. El mundillo del erotismo y el del porno se dieron la mano, y como suele suceder en estos casos, una cosa llevó a la otra.

El pistoletazo de salida en el porno lo dio en 1999 con una escena para una productora menor, pero fue en 2000 cuando empezó a tomarse en serio el oficio y a cambio la industria reconoció su talento. Aquel mismo año firmaría un contrato de exclusividad con una gran compañía y seguiría trabajando sin descanso, convirtiéndose también en directora y entrando de lleno en el Hall of Fame de AVN. Jamás se caracterizó por ser de esas que ponen toda la carne en el asador y exploran los límites de su cuerpo y de su sexualidad, pero supo compensarlo con un físico espectacular y una capacidad seductiva al alcance de muy pocas. Su pertenencia al porno fue tan absoluta que allí encontró incluso al amor de su vida, el actor porno Travis Knight, con quien sigue felizmente casada mientras sigue trabajando como productora y actriz porno.