Claire Castel
Quizá Francia no sea la capital europea del porno, pero sí es su corazón. La cantera gala, de hecho, es de las más prolíficas en talento tanto femenino como masculino y también en producción: de hecho hay una cantidad significativa de franceses manejando el cotarro en Norteamérica, y otras tantas starlets del país de la baguette luciendo cualidades en sus sets de rodaje. Claire Castel es una de las perlas más interesantes del circuito galo, una esbelta damisela de enorme belleza y una elegancia muy necesaria en el porno.
Nació en Burdeos, cerca del mar, y quizá a eso le debe una piel aceitunada que es el primer muro de carga en el que se apoya el tremendo magnetismo de su físico. Su llegada a la industria se produjo de la mano de Marc Dorcel, que en 2010, antes siquiera de verla trabajar, ya parecía tener claro lo que tenía delante hasta el punto de ponerle en la mesa un contrato de exclusividad de Claire firmó encantada. Y es que, aunque el dinero le viene fenomenal, dice que para ella el porno es más un estilo de vida que una profesión, que se considera una libertina y una exhibicionista, y que su lugar está aquí, follando ante una cámara. Su trabajo, que incluye sexo anal y penetraciones dobles, ha sido reconocido incluso al otro lado del Atlántico, donde ya acumula cinco nominaciones a los premios AVN, tres de ellas como mejor actriz porno extranjera.
Una anécdota: quizá el momento más surrealista de su carrera fue cuando Dorcel esponsorizó al corredor de motocicleta Hugo Payen y lo aprovechó para estampar una foto de Claire en la Yamaha WR450F con la que correría el Dakkar.