Anita Blond

Tras seis años en el negocio y algo más de un centenar de películas, Anita Blond ha prevalecido después de su retirada como una leyenda del porno europeo y una de las mayores representantes, junto a su compatriota y a menudo compañera de reparto Anita Dark, de la explosión de la inacabable cantera húngara hacia mediados y finales de la década de los noventa, cuando el universo porno centró su mirada en el mayor criadero de bellezas del mundo: Europa del este.

La generación de mediados de los setenta en Hungría y la antigua Checoslovaquia (inolvidable también Silvia Saint) le dio al porno algunas de las mujeres más bellas que caminaron jamás sobre la faz de la industria a ambos lados del Atlántico, una estirpe de ninfómanas de aire distinguido atrapadas en el cuerpo de supermodelos con una combinación de trostros perfectos y cuerpos esculturales que difícilmente será igualada algún día. Anita fue una de las abanderadas de esta hornada y trabajó durante seis intensos años en compañías de renombre como Penthouse, Private o Hustler y trabajó con los profesionales de más prestigio, como Mario Salieri —su trayectoria en Italia fue la mayor parte de su carrera—, Rocco Siffredi, Peter North o Andrew Blake.

Sus larguísimas piernas, su rostro de muñeca, su cuerpo de infarto y sus pechos naturales absolutamente perfectos tuvieron buena parte de la culpa de su éxito (está considerada entre las tres starlets más bellas de la década de los noventa), pero tampoco se quedaba atrás en actitud: como toda buena actriz porno europea no dudó en decir sí a todo, con un notable número de anales y dobles penetraciones en el centenar de películas que rodó.

Tras su retirada en 2001 solo se la ha visto haciendo modestos cameos en el cine convencional.