Angelina Crow
Como tantas otras húngaras, Budapest le sirvió a Angelina como puerta de entrada al porno. Con sus piercings en los pezones ya deja claro a primera vista que su pequeño cuerpecito de apenas 40 kilos es en realidad el de una bestia sexual que disfruta de su trabajo y que es capaz de imprimir cantidades enormes de energía, vitalidad y ferocidad en sus actuaciones, muy especialmente con sus dos disciplinas favoritas: el anal y la doble penetración.