Confieso que la saga de Rocky es una de mis sagas favoritas. Tengo mucho cariño al boxeador interpretado por Stallone, así que era inevitable que acabara viendo esta pornoparodia, con hostias y polvos, y que cuenta con chicas como Andy San Dimas, Madison Ivy o Chastity Lynn, encargadas de chupar las pollas de Apolo Creed y Clubber Lang. ¿Merecerá la pena? En seguida os lo contamos.
Este Rocky, dirigido por Will Rider, no se anda con rodeos y mezcla personajes de las tres primeras películas. Rocky es un boxeador aficionado al que Apolo Creed da una oportunidad como maniobra publicitaria. Pero otro púgil, el agresivo Clubber Lang, cree que es él el merecedor de la oportunidad.
A partir de aquí se suceden las escenas de entrenamiento y las de combate. Y las de sexo, claro. Adrian y Rocky tienen sexo en un par de ocasiones. Curiosamente, la primera solo se trata de un cunnilingus del boxeador a su chica, así que tardamos más de media hora en contemplar el primer coito, entre Apolo y su chica.
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El potro italiano está interpretado por Adrian Rosano, actor también con raíces italianos, que parece tener ciertos fundamentos pugilísticos, con lo que los entrenamientos quedan bastante bien y son bastante simpáticos. Andy San Dimas, pornstar de postín, es su Adrian, a la que por fin se folla en una buena escena cuando esta resuelta, por fin, el pelo.
Apolo folla con una de sus groupies, Chastity Lynn y Clubber Lang, con una prostituta (Lily LaBeau) que contrata. Ambas escenas acaban con su correspondiente facial, y sino le hacen asco al sexo interracial, les va a gustar esta escena, aunque Mr Marcus (Apolo) lleve un pelucón de lo más lamentable.
Curiosamente, la mejor escena no la protagonizan ninguno de los luchadores de la película, sino Madison Ivy y su compañero, dos personajes anónimos que solo están ahí para meter una nueva pareja que folle. ¡Con lo fácil que hubiera sido meter a un sosias de Ivan Drago destrozando a pollazos a alguna rusa! Esto no pasa, pero es la escena de sexo más interesante de todas, principalmente porque Madison le pone muchas ganas.
Al Rocky porno le pasa lo que a otras pornoparodias: trata con demasiado respeto el material original. Pero en este caso, no se puede negar que el homenaje no está mal hecho. La aparición de Ron Jeremy como Poli, el pasadísimo cuñado de Rocky, es lo más divertido en una película que lo que da ganas es de hacer tu propia versión de los entrenamientos de Rocky.
En la parte del sexo, todo bastante convencional: cuatro escenas de 1 contra 1 donde, eso sí, hay mezcla de razas. Un poquito más de variedad le hubiera venido bien. ¡Ah! La música, aunque algo ratonera, queda bastante cachonda: el «Gonna fly now» se convierte en un «Getting Hard Now» (ahora se pone dura»).
En los 90, Rocco Siffredi hizo su propia versión del mito, en unas películas de Joe D’Amato que eran justo lo contrario de estas: las partes argumentales eran soporíferas, pero el porno… era del bueno. En especial el histórico numerito entre Rocco y Barbie Angel que cerraba la tetralogía, con un fisting anal tremendo (censurado en la versión americana, claro).
Por lo demás, aún nos queda esperar un poco para llegar a la Rocky-Parodia definitiva. Esta se nos queda en un 3 como parodia y un 2 como porno, para un 3 que la coloca como una más dentro de esta moda que nos ocupa. Eso sí: es bonito ver como se cierra el círculo. Sly hizo porno… y ahora le pornoparodian.
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