Quizá de las poquísimas veces en que una actriz que gustaba mucho en estos lares ha perdido varios kilos de peso y nadie en los comentarios se ha echado las manos a la cabeza ante la pérdida cárnica. Quizá sea porque Jillian Janson es sin duda mucho más que un culo grande o unas tetas hermosas: su belleza (una versión refinada de Juliette Lewis, decían algunos no sin razón) solo es equiparable a la mezcla de exuberancia y serenidad que desprende, con una sonrisa cálida y una forma de follar frente a la cámara que es toda entrega y honestidad.
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