Si algunos ya tuercen el morro y fruncen el ceño cuando ven trabajar a Jordi El Niño Polla haciendo de adolescente pajero con suerte o a Piper Perri como la teen escuálida sometida al capricho de tíos de metro noventa, quizá a muchos de vosotros se les va a costar asimilar la obra de Kohey Nishi. Kohey es un joven de 24 años que en los últimos meses se ha hecho muy conocido en Japón debido a la peculiaridad de su aspecto —tiene la apariencia de un niño y mide alrededor de un metro— y cómo ha explotado esta apariencia en su nueva andadura como actor y director porno.
Kohey sufre un tipo de enfermedad hereditaria llamada mucopolisacaridosis, que entre otras cosas detiene el crecimiento de quien la padece. El resultado, más allá de sus problemas de salud (es una afección degenerativa, aunque él ha conseguido detenerla sometiéndose a un transplante de médula), es ese aspecto infradesarrollado que él no duda en potenciar en su trabajo. En el porno japonés la cuestión de la juventud excesiva en el porno está todavía más enraizada en la industria, y las compañías buscan la manera de estimular los morbos más oscuros echando mano de este tipo de profesionales de constitución física muy particular.
De momento a Kohey podemos verle interactuando con pornstars, besándolas, practicándoles cunilingus e incluso dejándose hacer un rimjob, y dice que su enfermedad no le impide llevar a cabo ninguna práctica sexual. «Cuesta mucho mantener una erección con tanta gente alrededor», reconoce en una entrevista. «Pero gracias al porno ahora ligo más».
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