Natasha Starr llegó desde Cracovia hace más de un año después de que su propio marido la animara a lanzarse al porno tras triunfar en varios encuentros de swingers. Las cosas la fueron bien en la industria y el verano siguiente ella misma a su hermana pequeña, Natalia Starr, para que siguiera sus pasos. Resultó que la más inexperta era también la más talentosa y la que estaba más buena de las dos, así que su éxito y su parentesco catapultó la popularidad de ambas. Ahora coinciden por fin en una misma escena.
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