Creo que estamos todos de acuerdo en que los payasos dan miedo. Mal rollo. Cuando existe una enfermedad como la coulrofobia (fobia o miedo irracional a los payasos), por algo será. No imagino algo menos erótico y decadente que un payaso follando. Y sin embargo, son muchos los ejemplos que encontramos en la historia del porno de escenas con clowns, bufones, titiriteros y mimos corriendo, lamiendo, sobando y sodomizando jovencitas. La pregunta es ¿por qué?
En Orgasmatrix vamos a hacer una labor social: estudiar un poco este fenómeno… para ayudar a combatirlo en el futuro. Un fenómeno que comienza ya incluso a principio de los 70, en la época de los “loops”, pequeñas películas porno con una única escena que se exhibían de forma clandestina y que ya buscaban perversiones para contentar al público. En uno de estos loops encontramos a la pobre Katrina Rexford, una pionera sin mucha gloria, comiéndole el cimbrel a un desgraciao disfrazado de Krusty: desde aquí, un abrazo a nuestra amiga.
En Europa también le dimos al tema: tuvieron que ser los franceses los que emparejaron a Brigitte Lahaie con un tipejo con la cara pintada de blanco y con chistera en Call Girls de Luxe. La semilla había sido plantada a ambos lados del Atlántico y durante los años venideros, los payasos fueron apareciendo esporádicamente en algunas producciones porno. ¿Cuándo aparecían? Pues cuando el autor quería transmitir mal rollo a los espectadores, obligando a la chica a chuparle la polla a esa… esa… cosa. Algunos títulos para los fans (si hay alguno): The Swedish Nymph, American Built (con Nikki Dial), The Little Death Of A Clown, para los que gusten del fisting… Holly Body tiene también alguna escena por ahí haciendo el notas… En fin: la producción, como siempre, es inabarcable, por lo cual recibimos gustosos vuestras aportaciones.
La primera reina payasa a la que podríamos considerar es a la grandísima… ¡Jeanna Fine! Así es, puesto que este mito del porno aparece no ya en una, sino en dos pelis follando payasos. Una con su antiguo look, y otra en la película The Sex Lives of Clowns, el primer título dedicado en su integridad a sexo con payasos. Aquí la Fine no sólo se folla a uno: también se disfraza de payasa para montárselo en plan lésbico a Kaitlinn Ashley. Y además aparece Debi Diamond como una… ¡groupie de payasos! Si os mola el tema, intentad conseguirla: historia viva del pornno.
Otra que gustó de pintarse el careto de blanco y hacer un poco el mongolo fue Belladonna, en la peli Carnival Sluts And Circus Dicks. Allí, disgrazada de pequeña clown, se lo monta primero con una compañera y después se deja sodomizar por otro tipo del circo con su habitual maestría. Y es que Belladonna nunca decepciona.
La verdadera puesta de largo llegó con la película de 2005 Clown Porn. Una cinta dedicada en su integridad a ver payasos (y payasas) follando. La Ramco Productions, una pequeña productora de San Diego, pensó que nadie estaba explotando un filón evidente, así que prepararon una suerte de carpa y allí pusieron a actrices de segunda categoría, como Holly Stevens o Jenna Brooks a fornicar con pelucas y narices de broma.
La peli (que podéis ver ahí arriba) está, en general, bastante divertida: abundan los chistes malos y hace gala de un sentido del humor bastante peculiar que, eso sí, funciona en muchas ocasiones. Así que al final estos payasos sí tratan de ser divertidos. Pero claro: la idea es tan bizarra y los clowns dan tanto mal rollo que la película fue un fracaso total. No sólo no hubo secuelas, sino que la propia Ramco no volvió a hacer ningún DVD.
Hoy en día, nadie se ha atrevido a tomar el relevo del Clown Porn: efectivamente, muchas páginas como Brazzers sí que se han atrevido a incluir alguna escena con payasos en sus catálogos, aunque no ha pasado de ser una pequeña incursión en un nicho de mercado que, parece, casi inexistente… Con todo, gracias a los pornotubes y demás, se pueden rastrear estas escenas para que ustedes las disfruten.
Así que los fanáticos (si es que los hubiese) de este tipo de historias tendrán que seguir peinando la red, esperando esa escena fugaz que las productoras crean de vez en cuando para dar un pequeño punto de originalidad a su producto. Otros muchos respirarán tranquilos pensando que el mundo, de momento, sigue más o menos a salvo del peligro. A cada cual lo suyo, oigan.
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