Se habla muy a menudo de la llamada erótica del poder pero, ¿y qué hay de la erótica de la clase obrera? ¿Qué pasa con esos albañiles musculosos cubiertos de sudor tomando refrescos sin azúcar al sol? También tiene derecho el hombre trabajador a ponerlas locas, ¿no? De hecho es un tópico antiquísimo (el señor que se quita la camisa y se agacha bajo el fregadero para arreglar unas tuberías tiene asegurado cierto grado de atracción sexual) que se alarga hasta nuestros días, literalmente: hace una semana se publicó esta escena con Penny Pax devorando al albañil Tommy Gunn que llevaba un título inequívoco: la herramienta apropiada para este trabajo.
Penny Pax y la erótica de la clase obrera
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