Con sus alocados peinados de mil colores y su sonrisa picarona en un rostro juvenil (solo tiene 26 años, al fin y al cabo) poco hacen sospechas que tras esa fachada salida de una película de Michel Gondry pueda haber una de las más infravaloradas y talentosas diosas del porno duro. Últimamente Proxy Paige parece decidida a que se reconozca de una vez su prestigio y su mérito, así que más a menudo que nunca sale de su casita en Amsterdam y cruza el Atlántico para hacer marranadas como estas junto a Mike Adriano en Asshole Training de Evil Angel.
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