El otro día conversando con un conocido que suele consumir bastante porno me comentaba la excepcional subida en el nivel de la industria americana en los últimos años, cómo ahora entran en el mercado de la carne auténticos bellezones, jovencitas guapísimas y angelicales capaces de competir sin ningún problema con las grandes estrellas de Hollywood. Quizá eso ya ocurriese antes, pero solo ocasionalmente, y digamos que la cama hortera y vulgar que solía acompañar al star system pornográfico se ha aligerado bastante.
Ahora lo difícil es, de hecho, distinguirse entre tanta joven guapísima y tanto talento natural. Puede que la recién llegada Olive Grass lo logre por algo intangible que vais a notar en seguida: no es la más guapa, ni tiene el mejor cuerpo, ni folla mejor que nadie, ni da más morbo que las demás, pero tiene algo en su personalidad que la hace atractiva al instante, y ese algo se llama carisma.
Dadle un vistazo a sus primeros trabajos y decidme si no le veis algo especial.
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