Nos congratulamos de que la pitusa salvaje Jane Wilde siga al pie del cañón un nuevo año más, demostrando que no hace falta tener un cuerpo escultural ni ser la más hermosa de la “clase” para ser una hembra de lo más deseable. Por supuesto, esto se debe a la energía que tiene en sus escenas y a su asombrosa actitud, sin que se atisbe en ningún momento que está actuando, sino que todo fluye de manera natural, dejándose llevar por la excitación y la lujuria o, al menos, es lo que transmite. Hoy para variar, no la vemos abriendo su activo trasero, aunque si la podemos contemplar más acaramelada y pasional en una escena que destaca por la complicidad de sus protagonistas.
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