Teníamos bastante abandonado el porno europeo de manufactura rusa, y tras recuperar ayer la relación con una dama que era de virtudes algo mal distribuidas, la de hoy se puede decir que encaja más en la norma del equilibrio eslavo: atractiva, de tez pálida, buen equipamiento allá donde ella mejor se luce y una expresión descarada picarona que hasta hace poco no era habitual en las rusas. Jessica Dickens tampoco es la perla de potencial extremo que no podría pedir a una novata, pero le sobra desparpajo para darnos mucho más que su debut en First Anal Quest.

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