En esta especie de ligero renacer del porno interracial (el secreto, quien lo iba a decir, estaba en rodarlo exactamente igual que el estándar y no abusar tanto de la imagen embrutecida y animal que tienen ciertos actores afroamericanos en la industria) hay un hombre negro que parece haber quedado algo relegado tras lo sombra del maestro Lex Steele, las medidas de dibujo animados de Mandingo y el talante mediático de Prince Yahshua y sus inseparables rodilleras: os hablo de otra bestia parda del porno, Sean Michaels. Hoy Jules Jordan y la ucraniana canadiense de adopción Nikki Benz se alían en la cinta Nikki Benz Jungle Fever para reivindicar al neoyorkino de 56 años y devolverle a la primera línea haciendo lo que mejor sabe: bombear.
Nikki Benz reivindica un enorme rabo negro
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