Aunque a nosotros nos gusta más echar mano de las modelos eróticas vintage que representan una época que se fue, esas señoritas de tetas desproporcionadas, a menudo de tipo torpedo (gran tamaño, alargadas y con cierta caída pero con un repunte al final de la mama que desafía todas las leyes de la física y la anatomía), hay otras bellezas antiguas dignas de nuestra fascinación. Hoy nos toca hablar de Nancy Cameron, que ejemplifica ese tipo de cuerpo absolutamente perfecto, armonioso y natural que tuvo cierto éxito en la Playboy de 1974 —donde fue Playmate de enero— y que obtendría la misma admiración si sus desnudos fuesen actuales, en pleno siglo XXI.
Diosas ancestrales: Nancy Cameron
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