Ya no quedan muchas damiselas en el catálogo de maravillas andantes de Mike Dowson, o al menos muchas que hayan trabajado con él en sesiones fotográficas lo suficientemente fructíferas como para sacar galerías para nuestro disfrute, pero todavía podemos rascar un poco más en esa caja de la belleza fascinante. Hoy nos toca conocer a Kristina (no confundir con Christina, a la que ya visitamos hace unos días), una tremenda señorita que encaja a la perfección con ese curioso criterio que suele buscar Dowson, el de los cuerpos flacos de atributos exuberantes.
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