Empezó valiéndose de su belleza indiscutible, su halo de confianza en sí misma y su exotismo latino (dice ser de origen colombiano y peruano), pero a medida que se ha ido asentando en la industria del porno norteamericano Isabella de Santos ha aprendido a desarrollar dos nuevas facetas profesionales que la están haciendo destacar: la mirada cómplice a cámara (estamos ante una de esas damas que se follan al espectador con los ojos) y una magnífica movilidad, dando sacudidas pélvicas que solo están al alcance de las mujeres de Sudamérica. Así lo demuestra en un polvo estupendo para Spizoo montando al inexperto Van Wild.
La gloriosa movilidad de Isabella de Santos
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