En alguna entrevista hemos podido averiguar que Mona Azar, una de las treinteañeras más potentes del porno estadounidense actual, no es alguien que se someta en absoluto a ningún canon físico impuesto por la moda, las grandes marcas o las mismas redes sociales. Esto es, cuerpos tonificados y sin mácula que, como son imposibles de lograr en la mayoría de casos por razones genéticas y por otros factores evidentes, son corregidos y perfilados por una cantidad ingente de filtros fotográficos, más que notorios a los ojos de cualquier persona con buena visión y criterio. A Mona Azar le suda el coño toda esa parafernalia postmoderna y se entrega a tope en sus escenas luciendo tripita, un poco de celulitis y cualquier tipo de imperfección propia de una persona de a pie que no está obsesionada con parecer perfecta a ojos de los demás.
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