Podríamos decir que durante su larga etapa en la industria del porno, Sandra Romain se convirtió en la diosa de las diosas del sexo anal, puesto que sus cifras son escalofriantes en este sentido: según la Internet Adult Film Database contabiliza 942 escenas, de las cuales 499 contienen embestidas por vía rectal, incluyendo dobles y hasta triples penetraciones anales, lo que evidencia que esta rumana era una bestia parda en el ámbito sexual.
Además, fue una de las primeras actrices porno rumanas en protagonizar una película porno profesional en su país natal, aunque pronto se trasladó a Alemania, donde comenzó a alimentar su mito a base de follar como una descosida. Después, en 2005, dio el salto a la industria estadounidense, donde fue contratada de inmediato por la agencia «LA Direct Models». En 2006 llegó su primer gran reconocimiento de la industria estadounidense, al alzarse con el galardón a la mejor actriz en los premios AVN, y al siguiente año ganó cuatro premios más en diferentes categorías. Y es que títulos como «Anal Frosting», «Anal Showdown», «Anal Assassins» o «Anal Interpreter», la convirtieron en una auténtica virtuosa a la hora de acoger miembros de todos los tamaños y colores en su trasero.
Después de cinco años en el negocio los periodistas le preguntaron en tono de humor:
-Sandra, eres de Rumanía, podrías ser una cazadora de vampiros y te dedicas al porno (risas).
A lo que contestó:
-Es simple, no soporto ver sangre (risas). Me gusta chupar, pero no me gusta la sangre.
Desde el 2008 hasta el 2011, la ardiente rumana se alejó de los sets de rodaje y regresó a Rumanía, donde invirtió parte del dinero que había ganado en el sector inmobiliario. Se llegó a decir por entonces que su familia, muy vinculada a la iglesia, pretendía que Romain ahuyentara al demonio sometiéndose a un exorcismo. Todo fue en vano, ya que «la cabra siempre tira al monte», y Sandra regresó al porno con fuerza. Como ejemplo, la primera escena de esta tanda es una producción de Brazzers junto a Danny Dong, en la que esta reina del anal lleva la escena a niveles más extremos en comparación con los títulos actuales de dicha compañía. Por su parte, en los demás documentos podemos corroborar que, efectivamente, a esta rumana le cabía el Titanic atravesado.
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