Como dato revelador y relevante, la diosa húngara Rita Faltoyano debutó con una doble penetración en una cinta producida por Private (No Sun, No Fun). Corría el mes de junio del año 2000 y una muñeca de 22 años originaria de Drebecen, Hungría, afrontaba el nuevo milenio exponiendo cualquiera de sus orificios ante las cámaras. “Me divierto con lo que hago. Me he vuelto mucho más segura, y obtengo lo que quiero con el sexo”, dijo al recibir el premio AVN del 2003 en la categoría de “Artista extranjera del año”.
Hija de una modelo que fue Miss Hungría en sus años mozos, y de un deportista profesional, era de esperar que Rita fuera muy atractiva y se interesara por los deportes. Practicó la natación, equitación y atletismo durante su juventud, y con 18 años comenzó a participar en concursos de belleza. Eso cambiaría el rumbo de su vida, puesto que fue en un certamen de belleza cuando un fotógrafo le ofreció que apareciera en paños menores para la revista Playboy (edición francesa). Ya con un pie en la industria del entretenimiento para adultos, Rita solo tuvo que avanzar un poco más y, ni corta ni perezosa, irrumpió de lleno en el porno duro.
A ella le encantó la industria de las tres equis desde un principio: un empleo poco convencional en el que se trabajaba puntualmente y se cobraba mucho, y que, además, le permitía viajar por el mundo. Tampoco era muy común que una joven tan hermosa con grandes senos naturales no tuviera el menor problema para rodar escenas de sexo anal con una frecuencia inusitada. De hecho, al despuntar en el circuito europeo, fue reclamada en Estados Unidos, y Rita decidió instalarse allí, convirtiéndose en una de las pornstars mejor pagadas del circuito estadounidense. Y es que sus apetencias sodomitas fueron, como poco, sorprendentes, filmando a lo largo de su carrera 235 escenas de este tipo. Es decir, en casi la mitad de su filmografía le dieron bien duro por detrás.
Comentarios