Numerosos cambios de look llamativos, un deseo sexual inacabable y variado que le llevó a filmar casi medio millar de títulos de toda índole, incluyendo un buen número de escenas de sexo anal y varias dobles penetraciones, permitieron a Jeanna Fine convertirse en una de las pornstars icónicas de la década de los noventa. No podemos obviar tampoco la gran capacidad felatoria de nuestra bella y promiscua dama de hoy, equiparable a las actrices más diestras en la materia.
Su nombre real es Jennifer Payson y creció en un pequeño pueblo, en el seno de una familia humilde hasta que con tan solo 15 años decidió irse a vivir con su novio. Después se trasladó a Nueva York en plena oleada del punk. Así que adoptó una estética transgresora y su vida dio un giro cuando conoció a una popular actriz porno de la época, Siobban Hunter.
Después de iniciar todo tipo de trabajos mal pagados, fue la propia Siobban la que le propuso que se convirtiera en actriz porno para resolver sus problemas económicos. Su inicio en la industria no pudo ser más convincente: la escena de su debut causó tanta sensación que todo el equipo técnico quedó maravillado.
Los años siguientes fueron los de su consolidación en el gremio, participando en múltiples escenas de porno hardcore. Fue una época en la que comenzó también a experimentar con las drogas, lo que le restaba disciplina en el ámbito profesional.
Tras un paréntesis en su carrera, volvió al ruedo pornográfico con una nueva imagen y pronto alcanzó un elevado estatus dentro del circuito estadounidense. Otra vez iba todo bien hasta que conoció al actor Sikki Nixx, que se convirtió en su pareja y la condujo de nuevo por la senda del vicio. Afortunadamente Jeanna reaccionó y se marchó de Los Ángeles antes de que fuera demasiado tarde.
Tras dos años en San Diego alejada del porno, Jeanna volvió de nuevo a colocarse los ligueros. Esta tercera etapa fue aún más exitosa, transformada en una morbosa MILF y solicitada por las mejores productoras. Sin más preámbulos, disfrutémosla en sus diferentes épocas.
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