Ha habido y hay muchas pornstars europeas fuera de serie que han quedado opacadas por la poderosa maquinaria y mercadotecnia estadounidense, pero que desde nuestro foro tratamos de otorgarles su justo reconocimiento. Una de ellas la húngara Dora Venter, actriz porno bellísima y con un bagaje extraordinario que estuvo ligada a la industria desde 1999 hasta 2013.
En un principio Melinda Gál (su nombre real) encaminó su carrera profesional en el campo de la enfermería. De hecho, obtuvo el título de enfermera de cuidados intensivos en 1998, pero la baja remuneración que recibía en Budapest le llevó a inscribirse en un casting porno, y pronto comenzó a rodar sus primeras películas X, decidiendo, a la postre, dedicarse por completo al porno.
En sus inicios adoptó el nombre de Claudia Wennström y participó en producciones suecas dirigidas por Mike Beck. Más tarde trabajó durante tres años (2001-2004) para Conrad Son, un productor español que la incluyó de protagonista en diferentes películas en clave softcore y hardcore.
En 2003 retomó su profesión de enfermera, pero alternando sus labores en un centro médico con sus apariciones ocasionales en películas pornográficas. Se dijo por entonces que sus allegados conocían su faceta como actriz porno, pero no sus pacientes, debido al acceso limitado al porno que había en su país natal.
Desconocemos sus habilidades en el campo de la enfermería, pero en lo que se refiere a follar delante de la cámara, era sobresaliente. Esta respuesta en una entrevista publicada en el 2007 deja bien claro su excelente actitud para trabajar en este gremio:
“¿Cómo llevas lo de sentirte observada mientras actúas? No hay problema, no me molesta lo más mínimo. No me noto observada una vez que me pongo cachonda, ¡tengo cosas más importantes en las que concentrarme!”.
Palabras de una verdadera reína del sexo anal que grabó nada menos que 173 encuentros sodomitas de un total de 263. Sin duda, un registro memorable.
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