En nuestra sección “Mitos del porno” han tenido cabida algunas de las musas más destacadas del célebre cineasta Mario Salieri, pero no hemos incluido una pornstar por la que el director y productor italiano sentía especial predilección, Dalila, que también dejó una huella inolvidable en muchos aficionados que, a día de hoy, ya tienen cierta edad, y que seguramente la recordarán junto a Selen en muchas de las correrías sexuales que llevaban a cabo juntas en las películas X del citado director. Aunque un servidor la conoció cuando llegó a mis manos un film en la que la ensartaban doblemente junto a otras estrellas de aquella época, como Erika Bella (Confessioni Proibite di Dalila).
Lejos del aspecto cándido y colegial que tienen muchas de las starlets del porno actual, Dalila, de origen marroquí, daba el perfil de hembra experimentada, con un rostro impregnado de carácter que reflejaba más empoderamiento que sumisión. Ahora bien, se trataba de una mujer con un envidiable cuerpo natural entregado a lo que pidieran durante sus encuentros sexuales filmados durante un periodo que abarcó desde 1993 hasta 1999. Años de fuego y lujuria desatados, con el plus de su apariencia de mujer árabe y, por supuesto, de sus increíbles senos naturales; a diferencia del truño que supuso bastantes años después la libanesa Mia Khalifa que, con una carrera de lo más discreta, logró una sorprendente repercusión entre el público.
Y es que habiendo crecido en un entorno muy conservador, Dalila no dejó a nadie indiferente cuando comenzó a aparecer en películas pornográficas, donde realizaba sexo anal, dobles penetraciones, sexo en grupo y contenido lésbico, entre otros quehaceres propios del porno en su variante más dura.
Confessioni Proibite di Dalila
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