Cicciolina era un nombre que sonaba muy a menudo entre la gente (aficionada y no aficionada al porno) a finales de los ochenta y principios de los noventa. Lo curioso es que muchos no habíamos visto ni siquiera su rostro, ni mucho menos sus vídeos, pero esta húngara con la nacionalidad italiana formaba parte de la cultura popular y era un nombre recurrente cuando se hablaba de féminas de libre albedrío.
Ya más tarde, con un mayor acceso al porno para todos, muchos descubrimos su tez pálida, su característica melena rubia, su maquillaje colorista y la fiebre sexual que rezumaba en todas sus películas. También era asidua en programas de televisión, donde, a la menor oportunidad, enseñaba sus pechos para escandalizar a una audiencia fácilmente susceptible. Su idea era derribar las fronteras del pudor y propinar una bofetada moral a los que odiaban a aquellos y aquellas que exhibían su sexualidad sin complejos.
De su vida hay mucha tela que cortar: sufrió abusos sexuales durante su infancia, trabajó de espía adoptando el rol de camarera para obtener información de dirigentes políticos, y condujo un revolucionario programa de radio (Voulez-vous coucher avec moi?), en el que los oyentes intentaban resolver sus dudas en el ámbito sexual, o bien, contaban sus experiencias en dicho campo. En esa época comenzó a utilizar el apelativo de Cicciolina (“querídisima” en italiano) y pronto todos se referían a ella en ese término.
Convertida en una figura mediática, Cicciolina comenzó a aparecer en películas pornográficas, lo que la encumbró aún más, aumentando su popularidad a nivel internacional. Le siguieron portadas en la Playboy, apariciones televisivas en cadenas de todo el mundo y, como remate, su entrada en política, abanderando la marcha en contra del uso de la energía nuclear o proponiendo a Saddam Hussein que se fuera a la cama con ella a cambio de que evitara la guerra del Golfo Pérsico.
Algunas de sus películas más destacadas son “Las pícaras aventuras de Drácula”, “Vicios privados”, “Cicciolina amore mio”, “Deseo de mujer”, “La profesora lo enseña todo” o “Vicio en la ciudad”.
Curiosamente, no hace mucho que su edad alcanzó el número erótico —69 años—, pero durante los últimos ha pasado por graves problema económicos y sus apariciones públicas han sido muy escasas, aunque está trabajando en una serie biográfica que si llega a buen puerto puede devolverla a la esfera pública. Comencemos una nueva temporada en Orgasmatrix repasando parte de la filmografía de una de las artistas eróticas más famosas de la historia.
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