Su verdadero nombre es Ivana Alenov y nació junto al Báltico, en San Petersburgo, núcleo cultural de Rusia, en el año 1979. Criada en el seno de una familia de clase media alta, las labores científicas de su progenitor hicieron que parte de la adolescencia la pasara en el Polo Norte.
Pero el clima gélido de la zona más septentrional del globo no caló en el carácter ardiente de Ivana y, tras su regreso a San Petersburgo, decidió aprovechar lo aprendido en sus clases de danza para convertirse en estríper. Esta ocupación le llevó a Milán en 1998, donde todos los que la contemplaron se rindieron a sus encantos y le ofrecieron numerosas propuestas para que se enrolara en el cine porno. No obstante, no dio el salto hasta más de dos años después.
Fue durante un evento cuando conoció al director pornográfico Mario Steno, con el que debutó como actriz realizando, nada más y nada menos, que una doble penetración por primera vez tanto en pantalla como fuera de ella.
No definió a su primera escena como una agradable experiencia, precisamamente, ni sus posteriores trabajos fueron demasiado elitistas, puesto que fueron apariciones en producciones de bajo presupuesto, llegando incluso a filmar encinta, fruto de la relación que mantenía con el citado director.
Sus trabajos más renombrados llegaron de la mano del célebre director Mario Salieri, con el que firmó un contrato y obtuvo papeles protagonistas de títulos aclamados como “Faust” o “La dolce vita”. Este “apadrinamiento· de Salieri culminó en 2004, y ya convertida en una figura importante en Italia, decidió expandir su nombre a otros países europeos, pero esta vez volando por su cuenta.
Después de un periplo de dos años de libertad profesional, firmó otro contrato con ATV entertainment, prestigiosa manufactura italiana con la que filmaría sus últimos títulos como actriz, puesto que de un día para otro se alejó definitivamente de la industria.
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