La mujer del popular magnate pornográfico Larry Flynt (Althea Flynt), fallecido en febrero de año pasado, fue pieza fundamental para que la mítica Amber Lynn se enrolara en la industria del entretenimiento para adultos, puesto que, poco después de conocerla, Amber fue portada de la revista de su marido (Hustler), a la que le sucedieron otras portadas para publicaciones similares como Penthouse. En 1983, a la edad de 20 años, recaló en el cine porno, casi a la par que otra pornstar que compartía su apellido, Ginger Lynn.
Amber y Ginger, junto con otra actriz porno llamada Porsche Lynn, pasarón a ser conocidas en el mundillo como “las tres Lynn”, y se posicionaron entre las estrellas del porno más populares de la década de los 80.
Durante sus primeros años de carrera, Amber evitó prácticas como el sexo anal, aunque sí se la pudo ver someterse a a doble penetración vaginal (DPP en sus siglas en inglés). Durante esta etapa también introdujo a su hermano, Back Adams, en la industria pornográfica, aunque no admitieron sus lazos de sangre hasta que quisieron contratarles para trabajar juntos en una película.
Tras el escándalo vinculado a la minoría de edad de su compañera Traci Lord y el suicidio de su buena amiga Shauna Grant, Amber decidió dejar de lado el porno para dedicarse a bailar y hacer shows eróticos privados en Canadá.
Con la idea de elevar sus ingresos, Amber volvió al porno en los años 90, época en la que se operó los pechos, aunque no consiguió alcanzar el estatus de sus primeros años en el negocio. Su adicción a las drogas y el alcohol fue el principal desencadenante para que Amber dejara de nuevo el porno en 1999, con la idea de desintoxicarse.
Impulsada por la imperiosa necesidad de conseguir dinero, Amber volvió una vez más al cine X, dispuesta a llevar a cabo prácticas que anteriormente se había negado a hacer: BDSM, sexo anal, DP… Amber se retiró en 2016 con un extenso bagaje de casi medio centenar de títulos. Os dejamos con algunas de sus películas y escenas.
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