«Mirado bien es el más perfecto y bien colocado dél, y más favorecido de la Naturaleza, pues su forma es circular, como la esfera, y dividido en un diámetro o zodíaco como ella. Su sitio es en medio como el del Sol; su tacto es blando; tiene un solo ojo, por lo cual algunos le han querido llamar tuerto, y si bien miramos, por esto debe ser alabado pues, se parece a los cíclopes, que tenían un solo ojo y descendían de los dioses del ver».
Estas líneas pertenecen a un fragmento de una obra corrosiva y mordaz escrita por uno de los mejores escritores del Siglo de Oro español, Francisco de Quevedo. El título de esta especie de ensayo desternillante es «Gracias y desgracias del ojo del culo», que le sirvió a su autor para ensalzar a esta parte de la anatomía humana ante los ojos ofendidos de la gente bienpensante de la época. Se trata de un escrito breve y de muy recomendable lectura, aunque quizás no tanto como la contemplación de las posaderas de una actriz retirada que ha pasado a los anales de la historia del porno, Naomi Russell.
Quevedo enaltecía el culo a través de su prosa cruda e ingeniosa allá por el siglo XVII, mientras que Naomi lo hizo mucho después poniendo su increíble trasero al servicio de la industria pornográfica para deleite de todos. Siempre es buen momento para rememorarla.
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