A pesar de ciertas discrepancias en uno de los volúmenes dedicados a las modelos poco conocidas que centran el colosal trabajo del fotógrafo erótico Mike Dowson, este recorrido que estamos haciendo por su catálogo posee una virtud clara y uniforme: puede que no os gusten todas sus musas, pero todas están, de un modo u otro, excepcionalmente buenas. El caso de Lidia, otra de esas que el amigo Mike debió de localizar en algún sitio tipo Craigslist y de la que nadie sabe nada, posee una exuberancia mucho más ortodoxa y menos sujeta a debate. O, hablando en plata: esas tetas convencen a cualquiera.
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