Hace poco un lector nos acusó, y supongo que parte de razón no le falta, de dar demasiada importancia a las «vacas sagradas» en detrimento del talento nuevo y fresco que aterriza en la picadora de carne perpetua que es la industria del porno. No sé a qué se refería con ese apelativo, pero si por «vaca sagrada» entendemos mujeres que de cierto peso y volumen tanto físicos como en valor sentimental, porque sí, amigos, estamos un poco enamorados de ella: Angela White vuelve con sus ojazos azules, su sonrisa picarona, su alegría sin complejos y su cuerpo de amazona al patio de Mike Adriano, tierra sagrada del sexo anal y las prospecciones devotas, en True Anal #3 de Evil Angel.
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