Después de mucho reivindicar en varios posts de esta serie la habilidad y la metodología felatoria por encima de cualquier tipo de valoración estética, aceptando y asumiendo que una buena mamada es totalmente independiente de la belleza o incluso del género de quien la practica, hoy hacemos un poco el péndulo y volvemos al otro lado. El caso de Melissa Roberts resulta bastante ilustrativo: no se le da bien lo que intenta hacer en su vídeos amateur, no es una gran felatriz y tampoco parece tener interés en aprender a serlo, pero su cara… ahí reside la clave. Es guapa y morbosa a rabiar, así que eso la hace entrar en una modalidad distinta que combina el mínimo esfuerzo mamatorio con la máxima explotación de la belleza.
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