El desparpajo y la simpatía de Amanda le ha valido convertirse en una de las pornstar más queridas en Orgasmatrix, y eso tiene mucho mérito teniendo en cuenta la clásica frialdad de las rusas, que suelen valerse de un físico privilegiado y una actitud más bien nula. El polvo de hoy es algo atípico en la trayectoria de esta dulce muchacha: sin su pelo alborotado, con un par de trenzas y con un porte mucho más pasivo de lo habitual, da la sensación de que su director le pidió en esta ocasión que por una vez en su vida se dejara hacer. Y lo cierto es que no, no es lo mismo.
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