Se nos acaban ya los apelativos o las justificaciones que den algún sentido a lo interminable y lo prolífico de la cantera pornográfica checa. Debe de ser algo que le echan al agua, al pan, al colacao o vayan ustedes a saber, pero el caso es que si uno hurga ligeramente entre el listado de felactrices nacidas en esta república centroeuropea es imposible no toparse con auténticas esculturas andantes de medidas perfectas y rostro divino, mujeres que muy bien podrían estar casadas con magnates multimillonarios o paseándose por las pasarelas de las grandes capitales, tragándose pollas ante la cámara como si fuesen caramelos de menta. Mi último descubrimiento es esta despampanante rubita de 20 añitos llamada Marry Queen y que curiosamente también utiliza a veces el seudónimo Mirra, que es precisamente lo que pienso pedirle a los Reyes Magos el próximo año. Ni oro ni incienso: una pedazo de checa.
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