Con esto de rebuscar entre señoritas de hace décadas en la sección Diosas ancestrales, me he dado cuenta de algo que muchos habéis advertido y apuntado en comentarios: las tetas de los sesenta y los setenta han dejado prácticamente de existir. Auténticas ubres naturales, acampanadas, con bastante caída pero sin perder encanto, en jóvenes lozanas de mejillas saludables y sonrisa provinciana. La modelo rusa Mariya A. (también conocida como Svanhild) es de esos pocos ejemplares que han sobrevivido a una extinción inexplicable, y aunque no es para todos los gustos, a nosotros nos encanta.
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