Un día de estos tengo pendiente elaborar un listado de las pornstars que se niegan a trabajar con actores negros (hay casos especialmente sonados y llamativos), pero hay que ir con cuidado porque a menudo esa frontera que parece inquebrantable se cae en cuanto llega la primera oferta generosa. Es el caso de Jessa Rhodes (a quien me tocará tachar de la primera criba que tengo hecha para ese artículo futuro), una despampanante starlet que lleva ya un lustro trabajando en este negocio y que esta semana, por fin, ha relajado sus normas y nos regalar el primer interracial de su carrera. Eso sí: que sea a manos del desproporcionado Mandingo, hay que decirlo todo, aumenta su mérito.
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