Cuando uno ve a Kenzie Taylor no puede evitar pensar en las pornstars de finales de los noventa, todas cortadas por un patrón idéntico, rubias platino de pecho eminentemente operado, cejas finas y un maquillaje muy hijo de su tiempo. Kenzie solo tiene 24 años y llegó a la industria el año pasado, pero su look parece una deliberada reivindicación de eaquella estética que solía venir acompañada de un porno poco dado a los extremos, donde el sexo anal era una guarrada típica de los europeos y los actores negros se veían relegados a su nicho. Por eso cuando la contrata Dogfart y la mete en la misma habitación que Mandingo, hambriento de sexo anal, se puede decir que le han dado una actualización de las fuertes.
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