La vimos hace no demasiado, pero me quedé con una espinita clavada. Decía alguna lectora que el compañero de escena de la guapísima Abigaile Johnson le había gustado en lo físico, pero nadie negará que el tipo no terminaba de dar la talla en asuntos del follaje. Siendo optimistas, fue una oportunidad de ver a la dulce checa tomando el control de la situación, pero hoy quiero mostrar lo contrario. La fragilidad de nuestra joven musa de piel pálida y ojos claros se acentúa en encontronazos con ogros del porno como el salvaje Mandingo y el cachalote genital con el que cargan sus ingles. Un descenso a los abismos de la imposibilidad física.
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