Uno de los grandes objetivos de cierto sector del arte, como también sucede con la filosofía, es la provocación. En ocasiones la exploración de esa incomodidad se vuelve algo extrema, y quizá la performance en dos volúmenes Macaquinhos que se exhibió en 2014 y 2015 durante el SESC-CE de Fortaleza, en Brasil, es el epítome: un grupo de actores se desnudan frente a la audiencia y empiezan a explorar los anos de sus compañeros, creando trenecitos de lo más bizarro y escenas que solo pueden recordar a The Human Centipede. Lo mejor de todo es que si uno hace una búsqueda rápida de la performance, hay muchos vídeos y artículos de denuncia contra lo que no consideran arte a pesar de serlo con más derecho que otras obras.
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