Lúbrica nostalgia: Brooke Lee Adams

Allá por 2006 (de nuevo la gloriosa mitad de la primera década del siglo) surgía entre las debutantes una chica de un nada usual origen iraní y que reunía en sí un combo definitivamente prometedor. A primera vista Brooke Lee Adams lucía como una tímida jovencita que pareciera no muy consciente de estar haciendo porno. Su fisionomía no dejaba dudas de que en efecto, estaba en el lugar correcto, la mezcla perfecta entre juventud y voluptuosidad: unas caderas y cintura torneadas, pechos respingones (mención personal para esas aureolas tan peculiares, bellísimas), un tren trasero grande y naturalmente bien conformado y, por si esto fuera poco, una carita que exudaba irresistible inocencia a través de unos grandes ojos castaños.

Retirada en 2014, Brooke entra en ese grupo de actrices que siempre pudieron lograr más, tal vez por el poco reconocimiento de parte de la industria en cuestión de premios y pocas oportunidades en las grandes productoras, pese a que no tenía empacho en realizar anal y estar activa la considerable cantidad de ocho años en el negocio. La lúbrica nostalgia de hoy recuerda a la princesa persa del porno. A tu salud, hermosa.

Para Reality Kings

En Gang Bang

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