Retrocedamos tres añitos en el tiempo para rescatar una escena con más importancia sentimental que pornográfica, realmente. Por aquel entonces Lizz Tayler todavía daba sus primeros pasos en el porno y a todo el mundo le llamaba la atención uno de sus rasgos: un tatuaje en el abdomen con las palabras «Briana Banks». Al parecer Lizz era tan fan de la otrora diva rubia que no dudó en rendirle homenaje en su cuerpo, así que el encuentro de Lizz y Briana Banks era solo cuestión de tiempo y de que algún productor moviese hilos.
Su primer encuentro fue bastante intenso y casi se podría considerar la muestra definitiva de devoción, puesto que incluía dominación y facesitting, para la película Femdom Ass Worship #9 de Evil Angel y la sumisa era, evidentemente, la pequeña Lizz. Un año después llegó su segundo encuentro, algo más intimista y delicado, para la web Pussy Eating Club, donde a Briana se le empezaba a ver más desmejorada. La complicidad, eso sí, no faltó jamás.
Por cierto, han pasado cuatro años desde el debut de Lizz Tayler, que sigue trabajando con regularidad, y pese a las críticas el tatuaje no se ha movido de su sitio. Eso sí que es admiración verdadera.
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