Que a Lily Carter le sobra talento es un hecho constatado e irrebatible. Que es muy puta y que come rabos como si fuesen gominolas, también. Que su ambición por ser alguien importante en la industria no ha hecho más que crecer, es evidente. Pero si hubiera que proclamar a una reina absoluta del sexo anal, aunque fuese limitándonos solo a terreno yanqui, ¿estaría Lily Carter entre ellas? Es difícil decirlo porque la competencia sería extrema y brutal, pero sí es buena idea acreditar sus facultades como hizo hace poco con Chris Strokes.
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