Como buena argentina, Carol Ferrer, adora con una pasión irrefrenable, más allá de lo religioso, todo lo que proviene de su país. Por tanto no es de extrañar que se sintiese entusiasmada con el hecho de que los muchachos de Cumlouder le fuesen a obsequiar con Dulce de Leche, un postre típico de su tierra, para comenzar la mañana. Cuando llegó a la cita Carol descubrió que leches si que le iban a dar, pero de dulces y de argentinas nada de nada. Delante suyo solo tenía un enorme fartón valenciano para desayunar.

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