Se prodiga extremadamente poco e incluso la producción para su propia web oficial ha visto descender el volumen de escenas que suele publicar, y por eso cada minuto en que podamos disfrutar de Larkin Love (aquí algunos tenemos devoción por ella como pornstar, como felatriz, como cuerpo, como ser humano y como lengua sobrehumana) tiene un valor triple: porque amamos cada cosa que hace, porque hace mucho que no la disfrutamos y porque podría ser el último encuentro con ella. Hoy, por la gracia de Burning Angel.
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