Tras un asedio caso continuado por parte de algunos exigentes lectores (y que sigan así, qué demonios), el mes pasado tuvimos por primera vez por estos lares a la neumática y extremadamente sensual Kylee Strutt dejándose taladrar por Erik Everhard. Y hoy, para seguir rindiéndole homenaje a esta diosa con cuerpo de dibujos animados ya retirada —por ahora, al menos— de la industria porno, os dejamos con esta escena en la que, tras darle algunas lecciones de béisbol para posteriormente pasarse por la piedra a la escultural canadiense, el neoyorkino Mikey Butders debe pagar por su sesión de placer viviendo una de las pesadillas de todo hombre: hablar con el padre de la chica a la que acaba de clavarle sin piedad su venoso palito del amor.
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