Antes de terminar el años 2011 le esperaba una descarga importante al circuito comercial del DVD para adultos: Jules Jordan lanzaba la secuela de Mandingo Massacre, otra monografía del Superman negro del porno que llevaba por subtítulo Deep Trouble («problemas profundos»). Y precisamente ese tipo de dificultades fue a las que tuvo que enfrentarse por primera vez un culo vigoroso y experimentado como el de la siempre simpática Kristina Rose cuando Mandingo la señaló con ese megapollón, como un dedo acusador de Dios, para que formase parte de su harén de víctimas, junto a la crema de la pornosfera. El resultado del choque, como vais a ver a continuación, no tiene desperdicio.
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