La última hornada de pelirrojas novatas en el porno es de las más nutridas que se recuerdan, y en algunos casos hablamos de una presencia física imponente o incluso fascinante en un sentido más o menos romántico: Kimberly Brix pertenece más al segundo grupo, y a pesar de que su expresión refleja cierto distanciamiento y frialdad, lo cierto es que esa especie de languidez lejana es también parte de su encanto. Lo mejor de sí misma se ve, sobre todo, cuando le toca llevar el peso de la escena y toma la iniciativa sin que le suponga demasiado esfuerzo.

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